Pinche karen

Mi primer amor:

Piel muy blanca, ojos grandes color café claro, cara redonda, mejillas color rosa, y una sonrisa encantadora.

Su nombre: Karen.

Tenía yo apenas 7 años, ya iba en 3ero de primaria (porqué me metieron antes de los 6), era un niño gordito y llevaba a la escuela una mochila enorme, era muy tímido y me gustaba muchísimo Karen.

Me sentaba (a propósito) en la banca que estaba justo detrás de la de ella, y durante la clase siempre me pasaba admirando su perfecto cabello castaño, impecablemente peinado.

Nunca me atreví a platicar con ella, y mucho menos a decirle que me gustaba o pedirle ser mi noviecita de infancia.

Algunas veces soñaba que le daba un beso en la mejilla y ella me daba otro y chingaderitas de esas que sueñan los niños a esa edad.

Buscaba muchos pretextos para acercarme a ella, y hasta a veces deseaba ser como Carlos (el niño rico) al cual sus papás siempre llevaban a la escuela en una camioneta de mega lujo (una jeep), y que en los convivios escolares siempre llegaba con traje, corbata y toda la madre.

Él era su amigo inseparable, a veces platicaban y ella lo abrazaba y acariciaba, mientras yo sentía que mi pequeño corazón se rompía en dos.

Total… que un fin de semana mis papás nos llevaron (a mis hermanos y a mi) a ver a mis abuelos maternos, que vivían como a 5 horas de donde vivíamos nosotros. Llegamos y estuvimos un rato con ellos, y en eso fuimos a un lugar donde había un arroyo y un manantial, que era lo más “espectacular” que podíamos hacer ahí, porque la tierra era árida y no teníamos más opciones para divertirnos.

Para mi mala suerte; cuando íbamos caminando en el río me resbale con una piedra mojada y MAAAAAADRES!!!, que me arrimo tremendo chingadazo en el brazo izquierdo. Grité como borrega hambrienta y corrieron mis hermanos a verme. Jajajaja hubieran visto sus caras de preocupación, incluso hasta uno de ellos me estaba pidiendo que si le dejaba mis pertenencias (en caso que muriera).

Mi hermana fue corriendo a ver a mis papás que estaban entretenidos en platicas con los abuelos, llegaron volando, y luego de darme una cajeteada me llevaron a ver a un pinche huesero (por recomendación de mi abuela y porque ahí en el pueblo no había clínica ni otras opciones) y luego de hacerle a la mamada y embarrarme un chingo de cosas grasosas, su diagnostico fue contundente:

 Necesitan llevarlo con un traumatólogo –

Pppta madre, luego de estar como 2 horas dándome masajes a lo pendejo y chingandome más el brazo, el cabrón salió con tremenda mamada.

Pero bueno, eso me benefició un poco:😁

Luego del accidente me tuvieron que inmovilizar el brazo (y no crean que con Yeso, así nada más con un paleacate –por aquello de economizar, dijera mi papá_), lo cual hacía qué la «luxación de codo» se viera mucho más aparatosa de lo que realmente era.

Llegando el lunes a la escuela fui la sensación de los mocosos, ya que todos me preguntaban sobre lo que había pasado y obviamente yo les contaba una historia mucho más extravagante de lo que en verdad había sido.

En boca de todos estaba el hecho de que yo había ido de cacería con mi papá, y que luego había un oso y cosas por el estilo.

Total que durante la mayor parte del día mis compañeritos murmuraban cosas al respecto y hasta rumores falsos corrían, de que si no se me componía el brazo en 1 semana me lo iban a tener que amputar y otras cosas más graves.

Estábamos a punto de terminar el día, y aún recuerdo que hacía un montón de calor. Karen estaba sudando levemente de la frente y frecuentemente volteaba a mirarme, como que algo me quería decir.

En eso, el maestro salió a la dirección o al baño, ya no me acuerdo, pero fue bueno; ya qué llegó el momento que estuve esperando por años.

Vi en cámara lenta como Karen volteaba a mí y de manera muy sexy, me preguntaba:

¿Que te paso en el brazo?

Yo en ese momento me apendejé y no pude decir nada, los nervios me invadieron, y sí el calor me estaba haciendo sudar, el momento me estaba cocinando vivo.

Le dije:

– Pues, tuve un accidente –

Ella se acercó (empujando su silla) y me empezó a tocar el brazo que me dolía, mientras (con voz sexy) me preguntaba:

– ¿Te duele mucho?

Yo empecé a tomar un poco de confianza y le decía que no, que en realidad no sentía dolor, pero que el medico había dicho que a fuerza tenía que estar así el brazo, para que pudiera quedar como antes.

De pronto, la pinche Karen empezó a darle de madrazos a mi brazo, mientras yo sufría uno de los dolores más intensos que nunca había experimentado.

Yo apretaba fuertemente los dientes esperando que la tortura terminara, Karen repetía:

– Y si te pego más fuerte, ¿te duele?

A huevo que yo respondía que no, mientras ella gradualmente aumentaba la intensidad de cada madrazo propinado directo a la zona donde más dolor me daba.

Llegó el momento en que no pude soportar tanto dolor y le dije con una voz entrecortada acompañada de una lagrimita que estaba a punto de salir de uno de mis ojos:

– Si me duele, pero un poquito nadamas.

Y ella empezó a sobarme el brazo y acariciarme, mientras me decía:

Pobrecito, Pobrecito

Yo sentí un chingo de pena, y de volada me puse rojo y los huevitos de niño me empezaron a sudar.

Ella notó mi pena y se regresó a su lugar, y desde ese día, no me volvió a hablar, ni por error. ☹️

Ahora que soy mayor, veo que perdí una oportunidad de Oro, y que posiblemente hasta sexo pude tener ese día. 🙈

Moraleja, queridos Soruyos: Los hueseros están pendejos, no saben ni madres.

Sr. Blue Escrito por:

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